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: Padre, líbrame de esta hora. 1. Hasta un 30 % de descuento al adquirir un paquete de imágenes 12, Dt. En proceso de canonización. Don y tarea: el «mandamiento nuevo». ), sino que empezó por él. Mt 27,3ss). La Última Cena o Sagrada Cena son denominaciones convencionales de un episodio evangélico y un tema artístico muy representado en el arte cristiano. El retorno consiste después en la purificación de la esfera material, en un gradual ascenso y en purificaciones, que van eliminando lo que es inferior y, finalmente, reconducen a la unidad de lo divino. Echó agua en la jofaina para lavar los pies de sus discípulos, el que derramó su sangre para lavar con ellas las manchas del pecado. Porque el fin de la ley es Cristo, fin que perfecciona a todo creyente ( Rom 10,4), conduciéndolo a la justicia y no a la muerte. Y en primer lugar, para ser enumerados entre los que evangelizan las buenas doctrinas, trabajamos por adquirir los dones sublimes. Jesús no quería lavar las manos, despreciando aquello que decían sus enemigos ( Mt 15,2) (porque tus discípulos no se lavan las manos cuando comen). Catena Aurea (comentarios por versículos de los Padres de la Iglesia) La última comida que Jesús tuvo con sus discípulos justo antes de su traición y arresto fue la comida tradicional de la Pascua, pero Jesús le dio un nuevo significado relacionado con su muerte inminente. Los protestantes no creen que la eucaristía sea el verdadero cuerpo, sangre, alma y divinidad de Jesucristo. «Lo sabrás después…» Usamos de esta frase contra aquellos que proyectan llevar a cabo determinaciones que no les son provechosas, porque manifestándoles que no tendrán parte con Jesús en tanto que persistan en su soberbia decisión, los conminamos que no perseveren en su mal concebido proyecto, aun cuando lo hubieren ratificado con juramento. Convenía que Jesús, deponiendo sus vestidos, lavase los pies de sus discípulos, para limpiar más a los que ya estaban limpios. La Última Cena de Jesús. Judas sale fuera, y en un sentido más profundo: sale para entrar en la noche, se marcha de la luz hacia la oscuridad; el «poder de las tinieblas» se ha apoderado de él (cf. Siguiendo en esta línea, Tomás de Aquino pudo decir: «La nueva ley es la misma gracia del Espíritu Santo»[ref]S. Jn 6,54-58)— y, de este modo, añade una nueva dimensión a la palabra del Salmo retomada por Jesús como profecía sobre su propio camino. El Padre puso bajo su poder todas las cosas, para que todos estuviesen a su servicio. Pero el evangelista nos hace saber que, a pesar de ello, los discípulos no entendieron a quién se refería. E n la Última Cena Jesús hizo un gesto profético. «Mi Padre, dijo, ha obrado hasta ahora ( Jn 5,17), y yo también obro». La novedad solamente puede venir del don de la comunión con Cristo, del vivir en Él. Por lo cual sigue: «Señor, no solamente los pies, sino también las manos y la cabeza». Habiendo de tratar el evangelista de la humildad del Señor, primero quiso encomiar su grandeza, y a esto se refiere lo que añade: «Sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas bajo su potestad», etc. De este modo, el hombre se purifica de lo material, se convierte en espíritu y, por tanto, en puro. En esa casa de la última cena se reunieron siempre los discípulos esos días, incluso después de la crucifixión de Jesús, pero no solo los Doce, sino «en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos» 61. 9 —¿Dónde quieres que la preparemos? La comida y la bebida también desempeñan un papel central en otras historias de la vida de Jesús, como las bodas de . A los que no quieren explicar este y otros puntos semejantes en sentido figurado o en la esfera moral, no se les alcanza como probable siquiera el que no tuviese parte con el Hijo de Dios aquel que dijo con reverencia: «No me lavarás jamás los pies», como si el no dejar que le lavase los pies fuese un crimen. Paréceme que aquellos que cenan en compañía de Cristo y han de convivir con El en el último día de la vida presente, necesitan ser lavados, no ciertamente en cuanto a las partes (si así puede decirse) primeras del cuerpo y del alma, sino en cuanto a las más inferiores, que necesariamente se ligan a la tierra. La ultima cena, el nuevo pacto establecido por Jesús, y la reconciliación entre Dios y los hombres a través de Él. No es simplemente una decisión autónoma de los hombres. Este lavatorio espiritual de pies (del cual se ha hablado), no puede realizarse con perfección sino por el mismo Jesucristo, y de una manera secundaria por sus discípulos, a los cuales dijo: «Vosotros debéis lavaros mutuamente los pies». Es verdad que el pecado abierto excluye a los culpables. RM AE5JEA - Última Cena discípulos. Por Mitch Chase Cuando Mateo narra la escena de la última cena, Jesús estaba cenando con sus doce discípulos ( Mat. Antes del día de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que llegó la hora en que pasara de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, les amó hasta el fin. Sal 55,14). Volveremos sobre esta «conmoción» del alma de Jesús cuando reflexionemos sobre la noche en el Monte de los Olivos. * La información se actualiza cada dos horas. No obstante, en la vida de los cristianos, para permanecer en una comunión de mesa con el Señor, este proceso necesita siempre un complemento: el lavatorio de los pies. Y, para ceñirse con el paño, dejó primero las vestiduras que tenía. En esta palabra maravillosamente simple de Jesús se expresa de manera prácticamente sintética lo sublime del misterio de Cristo. Podemos expresarlo también desde el punto de vista opuesto: en aquella hora, Jesús ha tomado sobre sus hombros la traición de todos los tiempos, el sufrimiento de todas las épocas por el ser traicionado, soportando así hasta el fondo las miserias de la historia. Mas como la respuesta de Pedro le era perjudicial, no permitió Jesús que se realizase su deseo. El salir de Jesús, por el contrario, presupone ante todo una creación, pero no entendida como decadencia, sino como acto positivo de la voluntad de Dios. Jesús presta a sus discípulos un servicio propio de esclavos, «se despojó de su rango» (Flp 2,7). Agustín pudo resumir al final esta experiencia espiritual de la verdadera novedad en el cristianismo en la famosa fórmula: «Da quod iubes et iube quod vis», «dame lo que mandas y manda lo que quieras»[ref]Conf., X, 29, 40[/ref]. Juan 15:10 «Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, estaba en la mesa a su derecha. Este día constituye el momento central de la Semana Santa y del año litúrgico. En las prescripciones cultuales de todas las religiones los ritos de purificación tienen un papel importante: dan al hombre una idea de la santidad de Dios, y también de la propia oscuridad, de la cual ha de ser liberado para poder acercarse a Él. Y el Jesús que retorna no se despoja en modo alguno de su humanidad, como si ésta fuera una contaminación. La primera Cena del Señor también es llamada la Última Cena, porque fue la última comida que Jesús compartió con Sus discípulos antes de Su crucifixión. En estas obras aparecen repetidamente el . Éste es el modo de hablar característico de Jesús: con palabras de la Escritura, Él alude a su destino, insertándolo al mismo tiempo en la lógica de Dios, en la lógica de la historia de la salvación. 12,2427) y, por último, aquí. Su arrepentimiento se convierte en desesperación. La última cena es lo que llamamos la última cena que Jesús comió con Sus discípulos antes de ser traicionado y arrestado. O a fin de tomar sobre sí en su propio cuerpo la inmundicia de los pies de sus discípulos, mediante el paño que tenía rodeado, porque El echó sobre sí todas nuestras debilidades. De hecho, Agustín había comenzado su exposición del Sermón de la Montaña —su primer ciclo de homilías tras su ordenación sacerdotal— con la idea del ethos superior, de las normas más elevadas y más puras. Última Cena: esto es lo que comieron Jesús y sus discípulos Por History Channel Latinoamérica el 10 de Noviembre de 2021 a las 17:25 HS Compartir Sobre la mesa de la Última Cena de Jesús con sus discípulos, no sólo abundaban pan y agua, sino que hubo más alimentos de la tradición hebrea. Cuando dice «Vosotros estáis limpios», se refiere a los once. 
En el pasaje del lavatorio de los pies aparece por tres veces la palabra «puro», limpio. ¿Y podrá reprochársele el que se considere Señor de sus discípulos, tratándose de hombres que en el concepto vulgar carecían de ilustración? Jn 12,32). Pero, en realidad, ¿quién puede decir de sí mismo que se ha elevado por encima de la «mediocridad» del camino de los Diez Mandamientos, que los ha dejado atrás como algo que se da por descontado, por decirlo así, y que ahora camina por vías más elevadas en la «nueva Ley»? Díjole Pedro: «No me lavarás jamás los pies». 49,3). La Biblia llama a esta cena 'la cena del . Como es obvio, podía hablar confidencialmente con Jesús, pero el suyo no era el puesto de honor; éste estaba a la izquierda del anfitrión. Creo imposible que no se contaminen las partes inferiores del alma, por muy perfecto que cualquiera se crea en cuanto a hombre. Luego que les lavó los pies, tomó sus vestidos; y cuando se hubo sentado, díjoles de nuevo: «¿Sabéis lo que he hecho con vosotros? Al comienzo del capítulo 14, Marcos empieza diciendo: «Faltaban dos días para la Pascua de los Ácimos» (14,1); después habla de la unción en Betania y de la traición de Judas y, retomando el hilo, continúa: «El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua»» (14,12). Mas si confesamos nuestros pecados, Aquel que lavó los pies a sus discípulos nos los perdona, hasta los pies, con los cuales comunicamos con la tierra. Pero surge inmediatamente una pregunta: ¿Cómo se hace puro el corazón? Y ahora aquella figura profética se completa en la realidad, porque Cristo es conducido al sacrificio como un cordero, con cuya sangre, pintadas nuestras puertas (esto es, hecho el signo de la cruz en nuestras frentes), somos libres de la perdición de esta vida, como aquellos de la cautividad egipcia. Conforme al relato bíblico, fue en este momento en que Cristo les anuncia a sus doce discípulos que uno de ellos lo traicionaría y entregaría a los romanos. Por lo que se refiere al contexto que nos interesa, el evangelista dice sólo lacónicamente: «Entonces, tras el bocado, entró en él Satanás» (13,27). El anuncio de la traición suscita comprensiblemente al mismo tiempo agitación y curiosidad entre los discípulos. 1. En otro, comentaron: «Será que va a suicidarse?» (8,22). «Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba, el que compartía mi pan, me ha traicionado» (Sal 41,10). En 13,18 nos pone sobre la buena pista. En ésta leemos: «En la asamblea confesarás tus faltas» (4,14); y vuelve a decir más adelante: «En cuanto al domingo del Señor, una vez reunidos, partid el pan y dad gracias después de haber confesado vuestros pecados» (14,1). No le acompañaban ni María, su . 10. Y ahora, fundándose en la misma idea, dice: «No me lavarás los pies jamás» (In 13,8). 11,33.38); el «Domingo de Ramos», después de las palabras sobre el grano de trigo que muere, en una escena que remite muy de cerca a la hora en el Monte de los Olivos (cf. 1. Es lo que nosotros llamamos la ÚLTIMA CENA. De esto podemos tomar ejemplo, cuán posible sea adoptar una resolución como justa, y decir por ignorancia aquello que va contra nuestros intereses. De este modo, nos hace ver el modo equivocado del arrepentimiento: un arrepentimiento que ya no es capaz de esperar, sino que ve únicamente la propia oscuridad, es destructivo y no es un verdadero arrepentimiento. Así se veía el sitio donde tuvo lugar la última cena de Jesús con sus discípulos. La palabra de Jesús no es solamente palabra, sino Él mismo. El descenso tenía la finalidad de aceptar y acoger la humanidad entera y el retorno junto con todos, la vuelta de «toda carne». La fe purifica el corazón. Él se revela como el verdadero sujeto de los Salmos, como el «David» del que provienen, y a través del cual adquieren sentido. Juan 6, 53: "Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros ". A partir de esto se entiende también el discurso sobre el «mandamiento nuevo» con el que, tras las palabras sobre la traición de Judas, Jesús vuelve a retomar la invitación a lavar los pies unos a otros, elevándolo a rango de principio (cf. La última cena 7 Cuando llegó el día de la fiesta de los Panes sin levadura, en que debía sacrificarse el cordero de la Pascua, 8 Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: —Vayan a hacer los preparativos para que comamos la Pascua. Porque al inclinar la cerviz delante de un hermano, despertamos en su corazón los efectos de humildad, o si ya los tenía los hacemos más fervorosos. Al decir si no te lavare, tratándose sólo de los pies, es lo mismo que decir: me pisas, siendo sólo la planta del pie la que pisa. Juan habla tres veces de la «turbación» o «conmoción» de Jesús: junto al sepulcro de Lázaro (cf. La última cena ha despertado también una polémica entre varios estudiosos sobre nutrición. Entre esas cosas estaba el mismo traidor. El diablo inspira sugestiones y las mezcla con los pensamientos humanos. Prosigue: «Respondió Jesús, y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo sabes ahora, mas lo sabrás después». 7 Llegó el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de la pascua. En esta Cena, Jesús instituyó el Sacramento de la Eucaristía, en el que él mismo se entregó como nuestro alimento para la vida eterna. Tú tienes el poder. Corte tal como se demuestra en la siguiente página y péguelos juntos. La hora de Jesús 27:62-66; Lc. Dom. Porque Pedro, ignorando la conveniencia del acto, primeramente casi avergonzado y con mucha suavidad dice: «Señor, ¿me vas tú a lavar los pies?»; pero luego dice: «Tú, jamás me lavarás los pies», lo cual era impedir la obra que lo llevaría a tener parte alguna con Jesús. Revelaciones a la recientemente declarada Beata. Por el contrario, en la fe cristiana es precisamente el Dios encarnado quien nos purifica verdaderamente y atrae la creación hacia la unidad con Dios. No los músculos y los huesos que tenemos bajo la piel, no la sangre que fluye . Y díjole Pedro: «Señor, ¿tú me lavas los pies?» 7. 13. No es que antes no lo supiera, sino desde antes. Manifiesta también la maldad del traidor, a quien ni siquiera detuvo la comunidad en la misma mesa, cosa que fue siempre obstáculo para cometer alguna maldad. Pero el lavatorio de los pies adquiere en este contexto, más allá de su simbolismo esencial, también un significado más concreto que nos remite a la praxis de la vida de la Iglesia primitiva. 14-15. Al decir: «Habiendo ya el diablo inspirado en el corazón», etc., si quieres averiguar qué es lo que inspiró en el corazón de Judas, te diré que el hacer entrega de El. «Vosotros estáis limpios», dice Jesús a sus discípulos. Use papel de construcción gris de 5 cm. Retornemos al capítulo 13 del Evangelio de Juan. ¿De qué se trata? Fue durante esta última cena que Jesús menciona que uno de Sus discípulos lo traicionaría. Franz Mußner, siguiendo a Rudolf Knopf, comenta: «En ambos textos se piensa en una confesión pública del individuo» [ref]Jakobusbrief, p. 226, nota 5[/ref]. Se despoja de su esplendor divino, se arrodilla, por decirlo así, ante nosotros, lava y enjuga nuestros pies sucios para hacernos dignos de participar en el banquete nupcial de Dios. Pero los apóstoles decían rectamente: Maestro y Señor. La última cena fue un evento clave y hermoso en el cual Jesús extendió una invitación directa a sus discípulos y a todo aquel que quiera aceptar el regalo de la salvación. Porque yo me voy al Padre» (Jn 14,12). Era de noche» (13,30). Juan 14:23 Si guardaréis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Su segunda tragedia, después de la traición, es que ya no logra creer en el perdón. En la gran aspiración de la humanidad a la pureza, el Evangelio de Juan —Jesús mismo— nos indica el rumbo: Él, que es Dios y Hombre al mismo tiempo, nos hace capaces de Dios. Es también un proceso del amor, que demuestra su verdadera naturaleza precisamente en el descenso —por amor a la criatura, por amor a la oveja extraviada—, revelando así en el descender lo que es verdaderamente propio de Dios. Y si Pedro estaba en primer término, habrá que decir que el traidor insensato se había colocado antes que él, lo que significó el evangelista diciendo: Empezó a lavar los pies, después vino a Pedro. No hay una respuesta absolutamente segura. En él Jesús dice: «Tiene que cumplirse la Escritura: «El que compartía mi pan me ha traicionado»» (Sal 41,10; cf. Todos estamos invitados a celebrar la cena instituida por Jesús. Tengamos presente ante todo que el lavatorio de los pies — como ya hemos visto— no es un sacramento particular, sino que significa la totalidad del servicio salvador de Jesús: el sacramentum de su amor, en el cual Él nos sumerge en la fe y que es el verdadero lavatorio de purificación para el hombre. Con ellas se expresa precisamente lo que se quiere decir en el lavatorio de los pies con las palabras «os he dado ejemplo». Tiene que olvidarse de la heroicidad de sus propias acciones y aprender la humildad del discípulo. ¿Qué mensaje nos deja la última cena? Pero para esto debemos dejarnos lavar los pies, esto es los afectos del alma, a fin de que sean embellecidos. Sabía lo que le esperaba, lo cual poco habría . No quería sumergir la cabeza, porque en ella reside la imagen y la gloria del Padre. Vino, pues, a Simón Pedro. Los amó al final, para que por este amor pasasen de este mundo a El, que era su cabeza. 10,18). Toma el ejemplo de cosas mayores, para que nosotros obremos en las menores. Añade también «que estaban en el mundo», porque había otros suyos difuntos (Abraham, Isaac y Jacob), pero no estaban en el mundo. Theol., I-II, q. Así como los antiguos sacrificios eran un tender hacia el futuro en actitud de espera, y recibieron su luz y su dignidad de ese porvenir hacia el que estaban orientados, también los usos rituales de purificación, que pertenecían a este culto, eran igual que aquéllos —como dirían los Padres— «sacramentum futuri»: una etapa en la historia de Dios con los hombres o de los hombres con Dios; una etapa que quería crear una apertura hacia el futuro, pero que tuvo que ceder el puesto al haber llegado la hora de la novedad. Mc 7,14-23). Cuando, pues, alguno de ellos llegare al grado de maestro y señor, podrá entonces imitar al que lavó los pies de sus discípulos, y lavar los pies con la doctrina, como maestro. 13,1).En el descenso, El ha recogido de nuevo a los «suyos» —la gran familia de Dios—, haciendo que, de forasteros, se conviertan en «suyos». Juan ha retomado y profundizado este gran tema de la purificación, mencionado sólo brevemente en las palabras de Pedro, en el relato del lavatorio de los pies y, bajo la palabra clave de «santificación», en la oración sacerdotal de Jesús. La Última Cena contiene muchos principios significativos, y continúa siendo una parte importante de la vida cristiana en todo el mundo. Juan concluye el pasaje sobre Judas de una manera dramática con las palabras: «En cuanto Judas tomó el bocado, salió. Y la Santa Cena es el canal ordenado por Dios para la sanidad y la integridad. Hemos visto esta imagen infinidad de veces, pero, ¿qué sabemos de esos doce hombres? La exégesis liberal ha dicho que Jesús habría reemplazado la concepción ritual de la pureza por una de orden moral: en el lugar del culto y su mundo se pondría ahora la moral. Jesús debe experimentar la incomprensión, la infidelidad incluso den- ro del círculo más íntimo de los amigos y, de este [nodo, «cumplir la Escritura». En esa hora Jesús anuncia también su nueva venida que se cumplirá por obra del Espíritu Santo. Por donde San Pablo dijo ( 1Cor 15,24): «Cuando hubo entregado el reino a Dios y al Padre». Jesús como judío, celebraba todos los años la Pascua de la anterior forma, pero llegó un momento en que esa cena fue un tanto especial. El ejemplo de Cristo prohibe la exclusividad en la cena del Señor. Finalmente hemos de prestar atención todavía a un último detalle del relato del lavatorio de los pies. El cuadro de Leonardo Da Vinci es la representación de la última cena más famosa de la historia. La verdad es ahora el «lavatorio» que hace a los hombres dignos de Dios. 7. Estaba ya decidido en el corazón de Judas, por la sugestión del diablo, el entregar a su Maestro. En el capítulo 7 del Evangelio de Marcos encontramos la toma de posición fundamental de Jesús ante este concepto de pureza cultual que se obtiene mediante prácticas rituales; Pablo ha tenido que afrontar repetidamente en sus cartas dicha cuestión sobre la «pureza» ante Dios. in monte, I, 19, 59[/ref]; el «corazón puro» (cf. 3. 2. LA ÚLTIMA CENA DE JESÚS CON SUS DISCÍPULOS Esta es una de las más detalladas pero satisfactorias escenas. 7,34ss; 8,21s). La metábasis vale para la totalidad. Por esto dice: «Vino a Simón Pedro», que se resistía a ser lavado por la conciencia que tenía de que sus pies no estaban manchados. "En torno a Jesús había círculos concéntricos de personas. Pero me parece que la Primera Carta de Juan indica el buen camino y nos señala cuál es su significado. Esto aparece bajo la palabra clave «irse», «ir hacia» (»hypágó»). Ana Catalina Emmerich. De lo que se trata en el fondo es de que la culpa no debe seguir supurando ocultamente en el alma, envenenándola así desde dentro. 9 —¿Dónde quieres que la preparemos? Y si no lo fuera, diríais mal en lo que decís. La ruptura de la amistad llega hasta la fraternidad de comunión de la Iglesia, donde una y otra vez se encuentran personas que toman «su pan» y lo traicionan. Esto sucedió la noche antes de la crucifixión de Jesús. Luego rompe el pan y va distribuyendo un trozo a cada uno. 4-5. También se puede entender de otra manera, diciendo que el almuerzo es la comprensión de las Escrituras antiguas, y la cena simboliza los misterios que se encierran en el Nuevo Testamento. 14-26 – Oración de Jesús: Conságralos en la Verdad, Lc 22, 14—23, 56. La cena pascual termina. Esta cena también es . 15. Según Scott Hahn "la presencia de un joven cordero sin defecto durante la última cena es, en cierto sentido, irrelevante. Así, sorprendentemente, puede verse la conexión con el lavatorio de los pies: sólo si nos dejamos lavar una y otra vez, si nos dejamos «purificar» por el Señor mismo, podemos aprender a hacer, junto con Él, lo que Él ha hecho. Tiene que admitir repetidamente que la antigua exigencia significaba ya una verdadera perfección. Es aquí la gloria del Padre y su unión con el Hijo, porque así como el Padre le entregó todas las cosas, El se entregó al Padre. ¿Qué quiere decir a mí ? Investigadores de la Autoridad de Antigüedades de Israel usaron tecnología láser y técnicas avanzadas de fotografía digital, para crear un modelo tridimensional del cenáculo, una sala venerada por cristianos como el lugar de la última cena de Jesús . Una bella descripción de lo que fue la Última Cena (Mateo 26:20-29; Marcos 14:17-25; Lucas 22:14-23; Juan 13:18-30) es la siguiente: "El Señor Jesús, la noche que fué entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de mí. Sin embargo, viviendo en lo sucesivo entre las cosas humanas, pisa con ellos la tierra. Estas palabras se hacen totalmente transparentes después; queda claro que la Escritura describe verdaderamente su camino, aunque, por el momento, permanece el enigma. Según Juan, Jesús habló en dos ocasiones de su «irse» donde los judíos no podían ir (cf. Ser cristiano es ante todo un don, pero que luego se desarrolla en la dinámica del vivir y poner en práctica este don. por todos los lados. Y, en esta vida, de tal modo somos afectados por las cosas humanas, que si dijéramos que éstas no nos afectaban, nos engañaríamos a nosotros mismos, afirmando que no tenemos pecado ( 1Jn 1,8). A esto Pedro replica: Dios mismo ha tomado la decisión de que «los gentiles oyeran de mi boca el mensaje del Evangelio y creyeran… No hizo distinción entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones con la fe» (15,5- 11). La SANTA CENA fue establecida por nuestro SEÑOR JESUCRISTO la última noche de su existencia terrenal ( Mateo 26:26-29; Marcos 14:22-25; Lucas 22:14-20). Considérese cuánta humildad manifestó, no sólo lavando los pies, sino en otro concepto; porque se levantó, no cuando estaban para sentarse, sino cuando ya todos se habían sentado. Dice que empezó (puesto que después dio la última mano al lavatorio) a lavar los pies de sus discípulos, porque estaban manchados según aquello de San Mateo ( Mt 26,13): «Todos vosotros os escandalizaréis esta noche en mí». 10-11. Y, en lugar de una pretendida exigencia superior, aparece cada vez más claramente la disposición del corazón[ref]cf. En el primer coloquio, Pedro, el Apóstol, no quiere al principio dejarse lavar los pies por Jesús. Que se lavaran los pies los unos a los otros.

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